Rosenborg es un castillo que vale la pena visitar, sin duda una de las perlas de Copenhague. Fue construido por el famoso Christian IV a principios del siglo XVII obteniendo en 1634 la forma definitiva que conocemos hoy.
El palacio está hermosamente decorado, pero su principal sala la han refinado con una decoración inspirada por italianos y chinos.
Después de la construcción del Palacio de Frederiksberg en 17100, Rosenborg pronto resulto menos atractivo a la familia real y como alternativa fue utilizado cómo depósito de los tesoros personales de la casa real.
El último rey que vivió en Rosenborg, fue Christian VII que se instaló allí durante el ataque de los ingleses a Copenhaguen en 1801. A partir de 1883, Rosenborg se convirtió en museo y las costosas colecciones han sido ampliadas a lo largo de los años.
El palacio ofrece muchas hermosas atracciones. Aparte de la tesorería con las joyas de la Corona y otras alhajas que se guardan en el sótano, existe una sala de ceremonias con un trono de marfil.
Varias de las habitaciones cuentan con una decoración extraordinariamente pomposacon techo estucado, tapices, ornamentación barroca y costoso inventario que dan testimonio de un tiempo en el qué la estética artística y los conocimientos artesanales se unieron en un nivel insuperable.
Rosenborg dispone también de un precioso parque donde miles de plantas adornan los numerosos arriates dede los primeros dias de primavera, siendo un espectaculo para la vista.